martes, 3 de noviembre de 2009

Memorias de un piropeador crónico


Mi compulsión por los agasajos verbales a toda fémina no tiene límites.
Es un arrebato incontrolable.
Una expresión desenfrenada.
Pareciera que vive en mí un osado galán, un poeta insolente.
El donaire de una dama me genera un frenesí inexplicable.
Los halagos espontáneos se gestan vertiginosamente en mi interior.
La silueta y el garbo femenil son parte de mi propia destrucción.
Lo he echado a perder con cada una de las novias que he tenido...
Recuerdo que todo comenzó con aquel insinuante elogio destinado a la que, por aquel entonces, era mi señorita de preescolar.
Cualquiera diría que fue anecdótico.
Cualquiera diría que fue simpático.
Sin embargo, sería el principio de una incomprendida vida plagada de términos refinados y palabras deliciosas.
Más tarde piropearía no sólo a la maestra sino también a mis compañeritas, a la directora de la institución y, en tristes y contadas ocasiones, hasta a mi propia madre.
Profesionales se han dedicado ávidamente a mi caso.
Fui material de complejos estudios.
Los resultados fueron desalentadores.
Estaba enfermo.
Estoy enfermo.
Una afección poco común.
Aún se desconoce la cura para esta cruel patología.
Patología que me ha puesto en situaciones incómodas y poco felices confinándome a una vida de lo más solitaria.
Es momento de asumirlo.
Penosamente es lo que soy...un auténtico, desdichado e insólito: piropeador crónico.

2 comentarios:

  1. epa epa, esta chica sabe escribir!! hay libro ya? se puede ausppiciar;) felicitaciones por el blog, y exitos! besoo! nacho mochilero!

    ResponderEliminar
  2. Me ruborizo mirá!
    Tantísimo tiempo compañero de aventuras!!
    Aún no hay libro pero, desde ya, se acepta financiación...a donar patacones, peniques y billetes del juego de la vida para concretar dicho fin y llevar la alegría leída de manera impresa, ja!!

    Espero que estés bien pibe!! seguís triunfando con eva?!

    ResponderEliminar